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En meses recientes, he tenido el privilegio de comunicarme con colegas de firmas contables tanto grandes como pequeñas, directores ejecutivos de PAO (organizaciones profesionales de contaduría, por sus siglas en inglés), estudiantes y directivos de cuerpos profesionales de expertos de universidades de todo el mundo sobre su visión de lo que se viene para los contadores en un futuro que −todos sabemos− exigirá nuevas habilidades y una mentalidad diferente a lo que, durante mucho tiempo, se ha considerado como lo convencional.

Las conversaciones, ya sea a manera de agitadas mesas redondas o bien cara a cara, han sido francas y típicas de la cambiante dinámica que el covid-19 ha supuesto. Me queda claro que todo el mundo, desde el estudiante que aún está en proceso de obtener un título hasta el veterano de la industria que ha capeado muchos cambios económicos, ve este momento como lo que es: una oportunidad de redefinir lo que significa ser contador ahora y en el futuro.

Reclamar un nuevo sitio en la sociedad

El covid-19 ha ocasionado disrupción en casi cada negocio, ONG o gobierno. A medida que estas entidades sortean la urgente transformación digital, la continuidad de las plantillas de personal y, en resumidas cuentas, cómo mantenerse en funcionamiento, los directivos han acudido a los contadores. En palabras de un director ejecutivo, “los trabajadores de servicios de atención médica están a la vanguardia de la tarea de salvar vidas y los contadores están a la vanguardia de la tarea de salvar sustentos”. Debido a esto, la profesión se ha beneficiado de manera importante. La profesión ha sido capaz de defender su pertinencia, protagonismo y vigencia ante gobiernos y ciudadanos durante estos tiempos. Los negocios captan la idea renovada del valor que los contadores agregan en pro de su éxito a largo plazo. Y la cooperación con los entes de reglamentación también está evolucionando. Para muchos, esmerarse por alcanzar una mayor armonía y equilibrio con los entes de reglamentación para garantizar una reglamentación más inteligente y estratégica (en lugar de tener sencillamente más reglamentaciones) es algo que está tomando auge. En general, esta crisis ha supuesto desafíos profundos, pero también una oportunidad para que la profesión se valga de sus sólidas bases, haga evolucionar las habilidades de sus miembros y se vuelva todavía más fundamental para una sociedad de alto desempeño.

Facilitar la transformación mediante habilidades

Antes de la pandemia, casi 80 % de los encuestados que la IFAC interrogó de pequeñas y medianas firmas contables dijo que la tecnología estaba afectando las funciones contables tradicionales. Sin embargo, después de la pandemia, las aptitudes y habilidades digitales se han convertido más bien en requisitos mínimos. Dado que el trabajo a distancia se convirtió en rutina y los servicios a clientes por Internet mejoraron rápidamente, un contador dijo, sobre la transformación digital, “el futuro se convirtió en el ayer”.

La profesión ahora está todavía más sumamente centrada en las habilidades que facilitan unas relaciones más sólidas con los clientes, un mejor trabajo conjunto interdisciplinar y cada vez más capacidad de resistencia y flexibilidad. De hecho, cuando se preguntó qué habilidades han surgido durante la pandemia, la respuesta a partir de tales conversaciones fue unánime: la gestión del cambio —la capacidad de prever, dar respuesta y adaptarse a los cambios— es esencial. En conjunto, las firmas están cambiando el enfoque al pasar de datos de entrada anticuados, tales como horas registradas en la oficina, a datos de salida de alto valor. Los contadores de hoy tienen que aparecer en calidad de verdaderos aliados estratégicos, personas con capacidad de solución de problemas y agentes de cambio. Para mantenerse vigente, los contadores no solamente pueden mostrar números; se les está haciendo un llamado a explicar el panorama más general que hay detrás de los números y a ayudar a resolver necesidades sociales en medio del proceso.

Invertir en la próxima generación

Es imposible hablar de habilidades sin dar una mirada a generaciones futuras. El sistema educativo está en crisis y, como muchos académicos me lo han recordado, los planes curriculares de estudios muestran lentitud en su evolución. Aun así, darles a los estudiantes las habilidades indicadas es primordial para el futuro de la profesión. Para muchas instituciones, la educación presencial sigue siendo la principal prioridad aun cuando el aprendizaje por Internet está evolucionando. Independientemente del formato, las universidades están en medio de la tarea de redefinir sus propuestas de valor. La contaduría está compitiendo con otras disciplinas comerciales y está claro que las profesiones que invierten ahora van a salir de la pandemia con una ventaja competitiva. En lo que respecta a los programas contables, específicamente, es posible que eso signifique dirigir la atención hacia los aspectos más integrados y de más impacto de la profesión y hacia las habilidades específicas que empoderarán a los contadores para cambiar el futuro de las actividades. Eso podría tomar muchas formas. Un ejemplo es el proceso de obtención de pequeñas credenciales. Otro es el de hacer hincapié en la capacitación en habilidades sociales. Este es un momento crucial. Como lo dijo un estudiante, “los contadores son aliados clave en cualquier momento de la vida útil de una organización y ahora tenemos la oportunidad de demostrarlo”. Educar y orientar a la próxima generación garantizará que no solamente se mantenga el legado de la contaduría, sino que se vuelva todavía más esencial.

A medida que la industria evoluciona tras la pandemia, es importante reconocer que el covid-19 no es el único hecho grandemente perturbador en el horizonte. Las crisis ambientales y geopolíticas, por ejemplo, están teniendo cada vez más impacto en las economías y las sociedades. Los contadores tienen que estar listos. Si tomamos las lecciones aprendidas en estos últimos meses y nos comprometemos a afinar las habilidades que mantendrán la vigencia y pertinencia de la industria entre todos los grupos de partes interesadas, zonas geográficas y generaciones, el contador de hoy estará listo para dirigir en el mañana.

“Este documento titulado “¿Qué define al contador del mañana?” que la Federación Internacional de Contadores (IFAC) publicó en inglés en agosto de 2020, lo ha traducido al español el Instituto Nacional de Contadores Públicos de Colombia (INCP) en septiembre de 2020 y se utiliza con permiso de la IFAC. El texto aprobado de todas las publicaciones de la IFAC es aquel que la IFAC publique en lengua inglesa. La IFAC no asume responsabilidad por la exactitud y completitud de la traducción ni por ninguna medida que se tome como consecuencia de lo anterior.

Texto en inglés del documento titulado “What Defines the Accountant of Tomorrow?” © 2020 cuyo autor es la Federación Internacional de Contadores (IFAC). Todos los derechos reservados.

Texto en español del documento titulado “¿Qué define al contador del mañana?” © 2020 cuyo autor es la Federación Internacional de Contadores (IFAC). Todos los derechos reservados.

Título original: “What Defines the Accountant of Tomorrow?”.

Póngase en contacto con Permissions@ifac.org con el fin de solicitar permiso para reproducir, almacenar, transmitir o darle otros usos similares a este documento”.

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Alta Prinsloo

Alta Prinsloo is the Chief Executive Officer of the Pan African Federation of Accountants (PAFA).

Ms. Prinsloo joined the International Auditing and Assurance Standards Board in 2002, and served as deputy director before transitioning to IFAC, where she has served in various executive roles, including governance & nominations, strategic planning, risk management, finance, operations & information technology, human resources, and intellectual property. She has also overseen a wide variety of initiatives, including accountancy capacity building, Accountability. Now. – an initiative focused on transparency and accountability in the public sector, the IFAC Member Compliance program, professional accountants in business and in small- and medium-sized practices, and the Knowledge Gateway.

From 1997 through 2002, Ms. Prinsloo worked at the South African Institute of Chartered Accountants, becoming its technical director in 2000. In 1996, she worked at Amalgamated Banks of South Africa where she was responsible for professional development of the internal audit function. Prior to that, she worked in the national technical and training office of PricewaterhouseCoopers.

She is a Professor of Practice in the Department of Commercial Accounting of the University of Johannesburg, serves on the Advisory Board of the School of Accountancy of the University of the Free State, and chairs the Governing Council of the South African Journal of Accounting Research. She also chairs the IPPF Oversight Council of The Global Institute of Internal Auditors and is a member of the Board of the African Society of Association Executives and the ESG Exchange Advisory Committee.