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El arrendamiento es un método común de financiación para muchas empresas, sobre todo en sectores como la industria aeronáutica, la venta al por menor y el transporte. Actualmente, las compañías que cotizan en bolsa en todo el mundo poseen arrendamientos por un valor de aproximado de US$ 3,3 billones. Dentro de los requerimientos actuales de contabilidad, más del 85% de estos arrendamientos se catalogan como "arrendamientos operativos”, y no se registran en el balance.
A pesar de no figurar en el balance, es evidente que los arrendamientos operativos generan pasivos reales. Durante la crisis financiera, algunas de las principales cadenas de venta al por menor se declararon en quiebra, pues fueron incapaces de acoplarse rápidamente a la nueva realidad económica. Poseían grandes contratos de arrendamientos operativos a largo plazo en sus tiendas, pero sus ligeros balances eran engañosos. De hecho, sus pasivos de arrendamientos no reflejados en el balance eran hasta 66 veces mayores que su deuda reportada. Evidentemente, la contabilidad no refleja la realidad económica.
A fin de compensar esta "información faltante”, varios inversores implementan diferentes técnicas para incorporar nuevamente los arrendamientos operativos en el balance. Sin embargo, estos ajustes a menudo son cálculos aproximados que pueden estar desfasados.
Además, no todos los inversores son capaces de realizar tal "incorporación", y la prevalencia de los arrendamientos operativos indica que las compañías son conscientes de ello. En algunos casos, las compañías hacen hasta lo imposible para estructurar sus obligaciones de arrendamientos de manera que no se vean reflejadas en el balance, probablemente para tener una mejor imagen ante los ojos del inversor inconsciente.
Por último, la contabilidad actual para arrendamientos provoca una falta de comparabilidad. Una aerolínea que arrienda la mayoría de su flota se ve muy diferente a una que solicita préstamos para adquirir la mayoría de su flota, incluso cuando en realidad, sus obligaciones financieras pueden ser muy similares. Así, estas compañías no se encuentran en igualdad de condiciones.
Para abordar estos problemas, el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad, el cual establece las Normas Internacionales de Información Financiera en el mundo, emitió un nuevo estándar sobre la contabilidad de arrendamientos, la NIIF 16.
Cuando la NIIF 16 entre en vigor en 2019, generará un cambio considerable en los balances de muchas compañías. Los arrendatarios reconocerán todos los arrendamientos como activos y pasivos, lo que reflejará mejor las características económicas subyacentes.
Se espera que este cambio influya aproximadamente en la mitad de las compañías que cotizan en bolsa y es probable que no tenga una buena acogida por muchos. Los cambios contables son usualmente controversiales y se pueden cumplir mediante advertencias sobre los efectos adversos económicos, los incumplimientos en convenios de deuda y los costos de cambios de sistema. El IASB evaluó cuidadosamente todos estos posibles riesgos y concluyó que los riesgos y los costos son manejables.
Primero que todo, la NIIF 16 no quebrará a la industria de arrendamientos. Los arrendamientos continuarán siendo atractivos como una fuente flexible de financiación. Las compañías seguirán arrendando activos para evitar correr los riesgos que supone poseerlos. Si bien los beneficios de la contabilidad maquillada relativos a los arrendamientos desaparecerán, los beneficios empresariales reales de los arrendamientos no cambiarán.
En segundo lugar, consideramos que es muy poco probable que la visibilidad aumentada de las obligaciones de arrendamiento genere efectos significativos en términos del costo de convenios de deuda y préstamo. La mayoría de los proveedores de crédito y las agencias de clasificación ya toman en cuenta las obligaciones de arrendamiento al evaluar la capacidad de una compañía de pago de sus cuentas, aunque a menudo de manera imprecisa. Además, muchos convenios de deuda se ven inalterados por cambios en los requerimientos de contabilidad.
Admitimos que habrá costos involucrados en la actualización de los sistemas para implementar la NIIF 16. Sin embargo, hicimos nuestro mayor esfuerzo por mantener estos costos al mínimo. Por ejemplo, no obligamos a las compañías a incluir en el balance arrendamientos a corto plazo y de bajo precio. Esto puede ser realmente beneficioso para las compañías pequeñas.
Asimismo, esperamos que los beneficios de la NIIF 16 superen sus costos. La nueva visibilidad de todos los arrendamientos resultará en mejores decisiones de inversión por parte de los inversores, así como en decisiones más equilibradas de arrendamiento frente a compra por parte de la gerencia. La NIIF 16 generará una asignación de capital mejorada que seguramente será beneficiosa para el crecimiento económico.